Continuamente sufro tentaciones de hacerme una paja, pues en mi estado de excitación y tras meses sin correrme, no me resultaría difícil alcanzar el orgasmo si me cojo la jaula con la mano y empiezo a menearla igual que si me agarrara directamente el rabo. Sin embargo, soy incapaz de hacerlo por la sencilla razón de que lo tengo prohibido. Simplemente no me atrevo a intentarlo, y además sé que si en un momento de locura lo hiciera sin pensar en nada, en cuanto notase que el orgasmo es inminente e imparable, intentaría por todos los medios evitarlo apretando la base de la polla o doblando la cintura, y al notar salir la primera gota de leche el sentimiento de culpabilidad y de impotencia serían tales que no disfrutaría lo más mínimo de la corrida. En otras palabras, que sin el permiso de mi Amo es inútil que intente aliviar mi calentura y mi frustración sexual.
Por tanto, no paro de suplicarle a mi Amo que me permita una paja, una única y solitaria corrida, pero su respuesta siempre es negativa, y normalmente intenta explicármelo escribiéndome cosas como:
Te entiendo perfectamente, puto, pero eso es precisamente lo que me hace disfrutar: tenerte jodido todo el dia y la noche. Disfruto con tu privación y tu frustración, así que resígnate e inténtalo llevar lo mejor que puedas.
Eres una puta mierda y me importa un huevo lo que sientas, como estés de jodido y las ganas que tengas de pajearte, ¿no ves que nunca podrás sentir lo que siente un macho mientras se corre o se folla a una guarra?
Manda huevos, lo imbécil que eres puto, jajaajjajjajaajajaja. ¡Como me divierte verte salido como una perra!
Espero que no tengas tentaciones de pajearte, pedazo de enfermo. Si estás así es porque te gusta, no lo olvides...
Y, efectivamente, estoy así porque quiero, pues fui yo quien puse un anuncio buscando a alguien que quisiera tenerme así. Pero también es verdad que una cosa es desearlo y otra diferente es vivirlo, y ahora necesito descargar y liberar toda esta tensión que se acumula en mí. Y necesito igualmente sentir la polla libre, que pueda tener una erección sin restricciones, notar el aire o el agua a su alrededor, sentir
como cuelga y se mueve, poder rascarla si me pica, acariciarla, sentirla dura cuando se empalma, o simplemente ponerle la mano encima mientras estoy viendo
la tele y notar esa agradable sensación. Es difícil imaginar la cantidad de cosas que
se echan de menos cuando se tiene la polla encerrada durante más de 6 meses...
Sin embargo, la realidad es que sé que si estoy
desquiciado por correrme es precisamente porque mi Amo me niega una y otra vez esa posibilidad. Por eso no me arrepiento
de nada, sino que me alegro de haberle dado a a mi Amo la llave, y me alegro de
que me niegue una y otra vez el correrme. Me gusta y me excita que se
sienta con todo el derecho del mundo a negarme el menor placer, y que lo que desee sea humillarme y despreciarme por el simple hecho de disfrutar haciéndolo.
Pero a la vez, sigo queriendo correrme, sigo queriendo tener el rabo libre unos días, sigo
preguntándome qué le he hecho para que me trate tan cruelmente. Me vuelvo loco
a ratos por pajearme, y le echo la culpa a mi Amo de no poder hacerlo, le odio
por no permitírmelo, pero un momento después me arrepiento de odiarle y me culpo a
mí mismo de mi situación, me siento culpable por haberle odiado, entonces paso
a suplicarle que me permita una sola paja, y no entiendo que me lo niegue, y me compadezco de
mí mismo...